El trabajo agrícola precario sostiene la prestigiosa producción de vino en el mundo

* Flexibilización laboral y turistificación del sector: constantes en diversos contextos de producción vitivinícola

Ciudad de México, 11 de octubre de 2017.- Durante la década de los ochenta iniciaron transformaciones productivas en el sector vitivinícola en todo el mundo. La implementación de las políticas económicas neoliberales intensificaron los flujos migratorios, implantaron el paradigma de calidad y la lógica de gestión empresarial en este sector.
Hoy se observan coincidencias y divergencias en los procesos sociales que se han desencadenado en las principales zonas de producción vitivinícola del mundo, coincidieron investigadores de Francia, Argentina, España, Italia, México, Sudáfrica, Canadá y Estados Unidos, durante el seminario internacional “Zonas vitivinícolas, trabajadores inmigrantes y transformaciones sociales”, coordinado por Martha Judith Sánchez, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM (IIS-UNAM).

El contexto europeo

En Francia, desde hace 50 años los migrantes han participado en el trabajo agrícola, pero en los imaginarios son considerados como trabajadores en tránsito. Esto sucede en la región de Burdeos, zona vitivinícola donde se tiene una visión fija del mundo rural relacionada con mantener las expectativas para los turistas, afirmó Chantal Crenn, académica de la Universidad de Burdeos.

Asimismo, en Provenza, Francia, existe una segmentación por genero y sexo del trabajo agrícola. En esta región se observa un dominio de las empresas de trabajo temporal, que llevan a cabo el reclutamiento, la contratación, el transporte y el alquiler de vivienda, lo que permite que los empresarios agrícolas se libren de la carga administrativa y que las empresas intermediarias asuman los riesgos, señaló Friederic Decosse, académico del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia.

Ribera de Duero, España, se ha posicionado exitosamente en el mercado mundial del vino. En esta zona la mano de obra principalmente es extranjera con oleadas de cambio étnico y se observa el crecimiento de empresas de contratación temporal en detrimento de condiciones laborales de los migrantes, afirmó Martha Judith Sánchez.

Por otra parte, en Utiel Requena, España, la flexibilización laboral es una reacción de las empresas ante la dificultad de disminuir los requerimientos totales durante la producción. En esta región se observa una estructura social etnofragmentada por clase, etnia y posición social, afirmó Francisco Torres, investigador de la Universidad de Valencia.

En Langhe-Roero, Italia, los rumanos son el grupo mayoritario de trabajadores migrantes, con diversas trayectorias y modalidades de trabajo (permanentes o temporales). En esta región, los trabajadores permanentes son contratados por una cooperativa que hace de intermediaria para reclutar, administrar, contratar y proveer de transporte y alojamiento, aseveró Cristina Brovia, investigadora de la Universidad de Turín.

El contexto latinoamericano

En Mendoza, Argentina, los pequeños propietarios vitivinícolas orientan sus acciones en el marco de la dominación de un actor mas poderoso, la bodega. Las pequeñas explotaciones responden organizando el trabajo con un criterio de calidad muy poco institucionalizado y con cada vez menos poder de negociación frente a las bodegas, afirmó German Quaranta, Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científica y Técnica de Argentina.

A pesar de los cambios derivados del proceso de transnacionalización de la producción vinícola, en Argentina se observa que no disminuye la cantidad de trabajo con respecto al sistema anterior, ya que que se reducen antiguas tareas, como el riego, pero aparecen nuevas actividades, como la poda, señaló Guillermo Neiman, investigador de la Universidad de Buenos Aires.

En Uruguay la vitivinucultura tiene un mayor valor simbólico que económico, ya que es un sector que participa en el proceso de configuración de la identidad nacional de ese país. Por esto, el sector ha sido apoyado por el Estado en diversos momentos, a pesar de su poca significación económica y los enormes costos que requiere su sostenimiento, afirmó Veronica Filardo, académica de la Universidad de la República de Uruguay.

El valle de Napa en California es una zona de ingresos altos enfocada a la producción vitivinícola y el turismo. En esta región se observa escasez de trabajadores, por lo que los contratistas de origen mexicano deben ir a otras zonas de Estados Unidos en busca de fuerza de trabajo, señaló Martha Judith Sánchez.

Asimismo, en Santa Bárbara, California, la degustación de vino se ha convertido recientemente en una moda entre clases altas urbanas, por lo tanto, los productores, además de enfocarse en la calidad de su producto, también deben crear un paisaje atractivo para los turistas, afirmó Hugo Santos Gómez, académico de la Universidad de California.

En Ensenada, Baja California, la producción vitivinícola se ha posicionado recientemente como el sector emblemático del estado. Sin embargo, se observa que los principales beneficios son aprovechados por una elite y se deja marginada al resto de la población que trabaja de forma temporal en algunas actividades agrícolas, expresó Sárah Martinez Pellégrini, investigadora del Colegio de la Frontera Norte.

 


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Fotografía de portada: Francisco Ortega

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Técnico Académico del Departamento de Difusión del IIS-UNAM | cabrera@sociales.unam.mx

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