El 68, la ruptura de roles sociales y el inicio de cambios locales

por Silvana Torres · 5 octubre, 2018

Decenas de estudiantes en un mitin, miran a la cámara y hacen la seña de la V de la victoria. Archivo General de la Nación, Archivo fotográfico Hermanos Mayo

Las movilizaciones locales mexicanas en 1968 tenían en común la lucha contra el autoritarismo, la represión y las reformas universitarias

Podemos definir el 68 como “ese instante de liberación respecto a los lugares y roles sociales predeterminados”, afirmó Susana Draper, académica de la Princeton University. En este sentido, “el 68 está destinado a existir en la historia de nuestro país, al ser parte de los sucesos y tener preludios específicos en diferentes regiones del país”, afirmó Denisse Cejudo, investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación.

Protesta de género

El movimiento estudiantil del 68 propició que algunas mujeres que estuvieron involucradas en éste participaran en los 70´s en el movimiento feminista, afirmó Gabriela Cano, académica de El Colegio de México. El movimiento lésbico-gay también “se nutrió de las experiencias del 68 para buscar la organización de la comunidad homosexual y hacer frente a la situación de discriminación y violencia que padecían”, expresó Julio Espinosa, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El 68 fuera de la ciudad de México

Algo que permitió consolidar el 68 de la Ciudad de México fue que éste estaba relacionado con hechos concretos regionales y locales. Es decir, en Michoacán, Sinaloa, Sonora, Oaxaca, Puebla y Nuevo León, por mencionar algunos estados, también se vivieron movimientos sociales, aunque no sólo estudiantiles, pues coincidían en que había “autoridades autoritarias, reformas universitarias y represión a los estudiantes”, afirmó Verónica Oikón, investigadora del Colegio de Michoacán.

“Los espacios geográficos moldean las acciones y hechos que suceden en cada lugar, por ejemplo, las luchas y las huelgas”. Por tanto, aunque los movimientos sociales mexicanos tuvieron características en común, también cada uno tuvo sus propios problemas y especificidades que los diferenciaron entre sí, coincidieron Oikón, Gloria Tirado, académica de la Universidad Autónoma de Puebla, Edna Ovalle, investigadora independiente, Sergio Sánchez Parra, académico de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Denisse Cejudo, y Patricia Martín, académicas de la Universidad de Montreal.

Los movimientos estudiantiles actuales

“Volver a mirar el 68 es una oportunidad para retroalimentar el presente de los impulsivos ideales que atravesaron una generación, y cuya historicidad trasciende su época y sigue interpelándonos”, señaló Massimo Modonesi, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Esa trascendencia también ha permitido que “las movilizaciones de jóvenes vuelven a estar en auge, sólo que ahora están caracterizados muchos de ellos por tener falta de claridad ideológica”, expresó Roberto Everth Ruiz, académico de la Universidad Autónoma de Baja California.

Actualmente, las movilizaciones estudiantiles, pese a esa confusión, se han caracterizado también por la inconformidad ante el actuar de las autoridades gubernamentales y universitarias. Esta característica también dio pie a los movimientos del 68, pues “en México había libertad de expresión, de organización y de derechos civiles, sin embargo, el problema ocurrió cuando las acciones del gobierno y sus instituciones fueron puestas en duda y criticadas”, argumentó Miguel Armando López Leyva, Director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM (IIS-UNAM).

Esta discusión se llevó a cabo durante el tercer día de actividades del Coloquio internacional “Los años 68: política, sociedad y cultura”, coordinado por Eugenia Allier y Matari Pierre, investigadores del IIS-UNAM, y por Ilán Semo, académico de la Universidad Iberoamericana.

Fotografías del evento