Pueblos indígenas locales en pandemia global

El tianguis es una forma de intercambio económico que vincula a millones de personas. Es una institución cultural itinerante que se reúne semanalmente, por lo que es un lugar de encuentro entre los comerciantes ambulantes, y sus muy variadas clientelas locales. La pandemia nos ha hecho apreciar el tianguis, o volver a él, en apoyo a la economía local de pequeños productores. Pero también la crisis ha convertido al tianguis en un muy alto punto de contagio. Xoxocotla es un municipio al sur de Morelos conocido entre los municipios vecinos, porque de ahí provienen sus vendedores de frutas y hortalizas que tradicionalmente han nutrido a los mercados itinerantes. Xoxocotla en domingo se convierte en un largo y concurrido tianguis y en dónde decenas de mototaxis hacen incansables vueltas yendo y trayendo a los compradores de los pueblos aledaños. Apenas hace unos días, los xoxos como se les conoce desde afuera, no tendieron sus puestos desde temprano en la mañana, no se les veía por ninguna parte el viernes en la plaza del pueblo de Alpuyeca. Con fuerza los rumores decían que a los xoxos ya no se les permite la entrada a algunos pueblos de municipios aledaños, ni a vender en los tianguis.

¿Qué sucedió? Esos rumores cuentan que en Xoxocotla ha habido muchos muertos por contagio, mencionan que hubo 100 decesos en 3 días, que los habitantes hacen velorios concurridos, los muertos son llevados a su última morada con banda musical, y que son enterrados en el panteón local de acuerdo con sus tradiciones. Para rematar dicen que otras enfermedades también se están propagando en la misma localidad. Xoxocotla es uno de los 3 municipios autónomos1 del estado de Morelos que se rige por usos y costumbres. Es un municipio indígena autónomo joven a lo máximo un par de años de vida2. Son orgullosos hablantes del náhuatl y tienen radio comunitaria como canal principal de información, así como recursos digitales en línea. De ahí sabemos que reconocen la importancia del territorio, y su principal autoridad, la asamblea general, practican el sistema de cargos, la mayordomía, el tequio, la fiesta, y la celebración de ritos colectivos, entre otros.3

El contexto de la propagación de la enfermedad pone en evidencia la forma de articulación entre la vocería, o autoridades tradicionales del municipio autónomo, y las autoridades del gobierno estatal. Me interesa el caso de Xoxocotla para observar la capacidad de respuesta de cada uno de estos, a fin de ir aprendiendo que las autonomías no son formas idealizadas de gobierno, y cuya forma de administración no debiera ser la desobediencia y el rechazo a las disposiciones de la autoridad estatal o federal. Esta crisis, sin duda, representa un reto a la capacidad de respuesta de los Estados. Si se toman las medidas correctas, los países que tienen mejores posibilidad de sobrevivir un golpe de la pandemia son los que cumplen con capacidad estatal: mayor número de camas de hospitales y mejor infraestructura del sistema de salud; capacidad de monitorear el número de casos, de realizar pruebas y de llevar estadística confiable; hacer cumplir las medidas preventivas, sean toques de queda o el cierre de negocios. México, en general, optó por un acercamiento menos coercitivo, a diferencia de otros países, no hubo toques de queda, multas por salir de casa, castigos a personas que causaron desorden público. Xoxocotla no fue una excepción. El Estado solamente se manifestó con una campaña de sanitización, instando mediante altavoces a que la gente se quede en casa y se lave las manos, y poniendo una enorme manta señalando a Xoxocotla como un lugar de alto contagio y zona de riesgo. Es una reacción de un Estado endeble, pero ¿por qué a pesar de ser un foco de infección no fue atendido como sí lo fue San Pedro Garza García u otras zonas del Valle de México? Surgen tres posibilidades. (1) Acto con omisión por ser un pueblo indígena. (2) Accidente burocrático en el que la dependencia competente no termina de entender lo que implica la autonomía de usos y costumbres. (3) Incapacidad del gobierno para administrar otros enfrentamientos sociales. Si incluso la campaña de sanitización, que sólo implicaba limpiar las calles, fue rechazada por los habitantes de Xoxocotla. ¿Qué hubiera sido del orden civil si la Guardia Nacional hubiera impuesto un auténtico quédate en casa? Destaca que el Estado estuvo ausente de Xoxocotla por racismo, ineptitud o debilidad.

El caso de Xoxocotla nos muestra que tan incipiente es el conocimiento que hay sobre cómo se gobierna una autonomía con usos y costumbres, y que torpe ha sido la articulación política para negociar e intervenir en una crisis sanitaria de proporciones inimaginables de muertes, y contagios internos por el rechazo a observar medidas sanitarias y cremaciones, y externo, por la actividad itinerante de muchos de sus pobladores.

Ciertamente la pandemia de estas proporciones es nueva para la humanidad. Y para los pueblos indígenas es un incremento a su vulnerabilidad. Recojo del primer informe regional sobre el COVID 19 y los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe4, unos trazos muy generales sólo para mostrar abismos de diferencia. Siempre que se habla de indígenas hay referencias a la pobreza, al racismo y a la discriminación. La gran mayoría de los pueblos indígenas viven en pobreza, y extrema pobreza, pues sus formas de vida han sido precarizadas debido a la concentración de tierras, a los desplazamientos forzados, a la migración, a la falta de empleo o al empleo peor remunerado. En consecuencia, las familias indígenas siguen sufriendo desnutrición generacional, enfermedades infecciosas, crónicas, y con diferentes reacciones inmunológicas. El acceso al servicio de salud es precario e incompleto, de ínfima calidad cuando llega a existir. La misma descripción surge al pensar en el acceso a las comunicaciones que logran tener, pues infraestructura y servicios de electricidad y de conectividad, como decimos ahora, son muy precarios o inexistentes. En este estado de cosas es indignante reconocer que una pieza clave de combate a la pandemia es el lavado de manos, y tristemente, el agua potable es de gran carencia para estas familias. Muchas veces comunidades enteras están privadas de este derecho básico por amañados conflictos en el control de aguas, o por la precariedad de sus viviendas. Llevan a cabo formas ancestrales de tratar las enfermedades y los cuerpos. No pueden quedar al margen sus creencias religiosas que se oponen a las cremaciones y a las despedidas sin rituales de acompañamiento. No solo hago referencia a los pueblos de zonas rurales sino también a los habitantes indígenas en las ciudades y sus conurbaciones.

Estas desigualdades existen porque hay desigualdad estructural y de trato. Ese primer informe que mencioné párrafos arriba hace referencia a las fases iniciales de prevención, pero no cuando ya está desencadenada una crisis como la de Xoxocotla. Ese documento recomienda observar la capacidad de respuesta de organizaciones y autoridades indígenas, y las de las autoridades oficiales, incluyendo la puesta en marcha de campañas de prevención con “pertinencia cultural”. Posiblemente la prevención ya es muy tarde para Xoxocotla, sin embargo, insisto en que debe quedar como un registro para apuntar algunas preguntas que son para mi importantes y son lecciones para conocer que son las autonomías. Si no hubiera sido un municipio autónomo de usos y costumbres, si no hubiera sido un pueblo con conciencia indígena monoétnica, ¿una campaña de prevención hubiera tenido éxito o formas de colaboración para enfrentar la crisis? Si las autoridades de Morelos hubieran actuado con “pertinencia cultural” ¿hubiera habido respuesta de los ciudadanos nahuas?

Me preocupa que todo se disuelva y olvide en rumores. También se dice que lo que ocurre en ese pueblo náhuatl es falso, así como hay muchos que niegan la existencia de la enfermedad y la velocidad de su contagio. De la parte gubernamental sólo se comunican “buenas acciones”, se minimizan los hechos y se ignora la tragedia. ¿Cuántos pueblos están o estarán en semejantes condiciones, olvidados y abandonados? Por algún tiempo no veremos un tianguis en el sur de Morelos con los xoxos, ya estigmatizados por sus vecinos como pueblo contagiado e indígena, impedidos de transitar libremente como individuos, mientras las entradas a la localidad están bloqueadas, pero cierto es que ahí nadie quiere ir. Falta mucho por aprender qué es municipio autónomo de usos y costumbres indígenas en pandemia global, pero ciertamente no es aislacionismo ni desacreditación al pueblo ni a sus habitantes.


1 Sobre temas de autonomía pueden consultarse de mi autoría las siguientes publicaciones: Autonomía étnica en China Cuaderno de Investigación (29), Instituto de Investigaciones Sociales y Plaza y Valdés, 2001. Etnicidad y conflicto en las Américas, Territorios y reconocimiento constitucional, Volumen I y II. Conflictos étnicos y etnonacionalismos en las Américas. Reportes de Investigación, 2009, Abya- Yala, Quito. Estados y autonomías en democracias contemporáneas. Bolivia, Ecuador, España y México, 2008. “La autonomía y la resolución de conflictos étnicos: Los Acuerdos de San Andrés Larráinzar”, Nueva Antropología, Vol. XIX (63) Octubre, 2003: 11-39. Con otros autores: Juana Martínez, Cultura política indígena. Bolivia, Ecuador, Chile, México, Instituto de Investigaciones Sociales, 2015. Labastida Julio, y Flores Julia, Gobernabilidad en Oaxaca. Municipios de competencia partidaria y de usos y costumbres. 2009.

2 Nuevo municipio creado por decreto de acuerdo a la Ley Orgánica para el Congreso del Estado de Morelos, octubre de 2017.

3 Tsilinkalli: Ediciones de la Casa Sonora <http//tsilinkalli. blogspot.mx>

4 Los pueblos indígenas ante la pandemia del Covid 19. Primer Informe Regional. Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (FILAC), Foro Indígena del Abya Yala (FIAY), Observatorio Regional de Derechos de los Pueblos Indígenas (ORDPI), La Paz, 2020. Versión digital: https://indigenascovid19.red/monitoreo/

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Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM

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