Inclusión indígena y participación política, dos ejes de los movimientos sociales en América Latina

Investigadoras analizaron movimientos sociales en Bolivia y México

 

 

Ciudad de México, 16 de junio de 2016.- Como parte del Seminario La Crisis, el Poder y los Movimientos Sociales en el Mundo Global, coordinado por Javier Aguilar García, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM (IIS-UNAM), se llevaron a cabo las conferencias “El proceso de cambio en Bolivia ¿Un proyecto político indigenista?” y “Los movimientos sociales en Guerrero”, impartidas por Marianela Agar Díaz Carrasco, investigadora del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM, e Irma Erendira Sandoval Ballesteros, investigadora del IIS-UNAM.

Marianela Díaz Carrasco analizó el cambio político que está ocurriendo en Bolivia a partir de la disputa de dos grupos con proyectos políticos distintos. Uno de ellos indigenista, que tiene origen en la segunda mitad del siglo pasado y está basado en la lucha de los pueblos indígenas por su reconocimiento, siendo uno de sus logros la elección de Evo Morales como presidente en 2006.

El proceso de cambio, señaló la investigadora, se enfoca en el cambio de los sistemas político y social vigentes, establecidos en agosto de 1985. Estos se caracterizan por la liberalización del mercado, el achicamiento paulatino del Estado, la privatización, la democracia pactada, y sobre todo, la histórica exclusión de los pueblos indígenas.

La investigadora señaló que, a pesar de los intentos del gobierno de Evo Morales por reconocer los derechos indígenas constitucionalmente, en la práctica se observan contradicciones o limitaciones que hacen cuestionarse si existe un verdadero proyecto político indigenista, o sólo se convirtió en un indigenismo moderado, contradictorio o demasiado institucional, concluyó.

Por su parte, Irma Sandoval Ballesteros contextualizó los movimientos sociales en Guerrero como parte de las movilizaciones que ocurren a nivel global. En particular, resaltó que estos ocurren como parte del descontento social ante las leyes, que más que funcionar como diques de contención del ejercicio del poder, funcionan para imponer políticas públicas antipopulares y corto-clasistas.

Esta situación ha degenerando en una crisis de legitimidad del Estado y en la desconfianza en sus instituciones. No obstante, antes que optar por la ilegalidad, una de las orientaciones que la mayoría de los movimientos sociales en México ha seguido es hacer respetar la institucionalidad y la Constitución, señaló la investigadora.

En este punto, destacó que en Guerrero, el estado más pobre de la nación y con mayor índice de violencia, los movimientos sociales exigen una mejor calidad de vida y participación política. Guerrero es un lugar en el que la lucha social ha sido muy vasta y con muchos líderes sociales que en los últimos años han orientado su actuar hacia proyectos políticos partidistas que buscan consolidar sus logros, reiteró la académica.

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