
La organización católica “Opus Dei”, cuyo significado es “obra de Dios”, es una agrupación de origen español con presencia en todo el mundo que llegó a México en 1948. Su propósito es crear ciudadanos productivos que sirvan a los demás en labores y llevar una vida cristiana, señaló María Bargo, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Educación conservadora
Como parte de un proyecto en el que estudió esta agrupación católica en México y Argentina, Bargo analizó espacios educativos en los que se transmiten valores religiosos como los sacramentos, el prototipo de familia heterosexual y los modelos marcados de hombres y mujeres.
En los espacios formativos del Opus Dei estudiados por la investigadora, a las mujeres se les inculca un plan de vida desde su adolescencia, etapa durante la cual se les otorga una pulsera que simboliza una promesa de castidad hasta el matrimonio. Asimismo, deben usar un anillo que se podrán quitar hasta que se casen y reemplazarlo por el de su boda, señaló Bargo, y agregó que, al formar una familia, se espera que las mujeres tengan varios hijos.
Explotación laboral
A diferencia del enfoque conservador tradicional que poseen varias religiones, Opus Dei adopta una estructura jerárquica, controladora y abusiva en la esfera del trabajo. La organización tiene un término denominado ”pobres ejemplares”, el cual no se expresa literalmente en la pobreza material, sino en la espiritual de los individuos y el deber de despegarse de las cosas materiales.
Una de las nociones que sustentan su enfoque es que “la fuerza de ser hijos de Dios conduce a un trabajo más sacrificado, a una mayor abnegación, hasta abrazar la Cruz de cada día con la fuerza del Espíritu Santo, para cumplir ahí la Voluntad de Dios, sin desfallecer”.
En 2021 se dio a conocer el caso de 43 mujeres argentinas ex trabajadoras del Opus Dei que se dedicaron durante años a las labores domésticas sin recibir un solo pago. Las mujeres fueron reclutadas en lugares de alta marginación cuando tenían entre 12 y 16 años y las llevaron a Buenos Aires entre las décadas de los 70 a los 90 con la promesa de darles educación.
Una de las mujeres comentó su experiencia: “Cuando llegas ahí te empiezan a envolver. Te dicen que tienes vocación para ser santa, que puedes aportar al mundo a través de tu trabajo y que vas a ayudar a cambiarlo […] También nos decían que no trabajábamos, era sacrificio. Dios nos pedía servir”.
Estas mujeres fueron sometidas a jornadas extensas que consistían en despertarse a las 6:00 horas, bañarse con agua fría, rezar, estudiar textos de Escrivá de Balaguer y trabajar el resto del día sin pago. Una vez al año o año y medio les tenían permitido viajar a ver a sus padres, pero tenían que ir con otra compañera.
La situación económica precaria de estas mujeres hizo que, a diferencia de las escuelas para personas con mayores recursos, en lugar de estudiar, ellas tuvieran que dedicarse a los trabajos domésticos mientras les hacían creer que estaban sirviendo en nombre de Dios.
En Opus Dei existen grandes desigualdades ya que, mientras que la clase alta, conformada en su mayoría por ricos seculares, hace donaciones y organiza retiros, las personas de clase baja se enfrentan a la explotación laboral, afirmó la investigadora.
Estas reflexiones se llevaron a cabo durante la sesión del 13 de junio de 2025 del Seminario Institucional “Utopías y religiones seculares”, coordinado por Guillem Compte Nunes y Fernando Vizcaíno, investigadores del IIS-UNAM, así como por Bruno Velázques Delgado, académico de la Cátedra Nelson Mandela de Derechos humanos en las Artes de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, y Paola Vázquez Almanza, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM. La sesión fue moderada por Héctor Lujambio Valle, académico de la FCPyS y comentada por Rafael Archondo Quiroga, becario postdoctoral del IIS-UNAM.
Fotografías del evento




Prestadora de Servicio Social en el Departamento de Difusión del IIS-UNAM