Un pequeño panorama global de los impactos del turismo por el COVID-19 y las posibles estrategias a futuro

La actividad turística global ha sufrido uno de los mayores golpes por la pandemia por COVID-19. El sector está experimentando una caída vertiginosa porque no hay demanda en la movilidad de personas, y eso ha puesto en riesgo a las pymes dedicadas a este rubro. Aunque el turismo internacional ha sido resiliente a otras crisis, es factible que la pandemia genere un efecto más duradero en comparación con otras actividades; además, su recuperación será hasta tiempo después de que se levanten por completo las restricciones de viaje.

Impactos alrededor del mundo

De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo (OMT), en 2020 se espera una disminución en la cantidad de llegadas internacionales de 30% comparado con 2019. Esto equivale a perder 450 mil millones de dólares de ingresos turísticos, es decir casi un tercio de las ganancias generadas globalmente por la actividad. La contribución directa del turismo en el PIB global es de 3.3%, de 4.4% en países de la OCDE y de 13%, 14% y 18% en España, Italia y Grecia, respectivamente. Las predicciones económicas apuntan a que aquellos países que son más dependientes del sector enfrentarán golpes más sustanciales. Por ejemplo, de los diez principales países receptores de turistas (Francia, España, Estados Unidos, China, Italia, Turquía, México, Alemania, Reino Unido y Tailandia), ocho resultarán ser de los más afectados por COVID-19.

De acuerdo con las últimas estadísticas, Asia será la región con la mayor caída general en los ingresos por viajes y turismo de 2020, y China tendrá el mayor número de ingresos perdidos. Se espera que, en Europa, región en donde 13 millones de personas laboran en el sector, se pierdan mil millones de euros mensuales, siendo España e Italia los países más afectados. De hecho, Italia terminará el año con 60% menos de llegadas internacionales, mientras que en España se esperan pérdidas por 55 mil millones de euros.

Otro grupo de países fuertemente afectados son los llamados “SIDS” (Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, por sus siglas en inglés). Allí, el turismo representa casi el 30% de sus PIBs y son altamente vulnerables porque con la economía turística paralizada, no tienen las fuentes alternativas de ingresos necesarias para pagar la deuda externa y por sus importaciones. La región de África subsahariana también se verá fuertemente afectada; allí uno de cada veinte trabajadores formales allí labora en el sector turístico. Además, se estima que en África la pandemia ocasionará pérdidas de hasta 50 mil millones de dólares, dejará desempleados a 2 millones de personas y generará una contracción económica de más del 7% en países como Seychelles, Cabo Verde, Mauricio y Gambia.

Mercado laboral turístico

El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) pronostica que están en riesgo 75 millones de empleos. Estos datos son aún más preocupante cuando se reflexiona sobre el hecho de que el turismo es el líder en cuanto a la creación de empleos en ciertos segmentos vulnerables de la población. De hecho, la proporción de inmigrantes, mujeres y estudiantes empleados en el turismo es mucho mayor cuando se le compara con otros sectores económicos sin considerar los servicios bancarios y financieros.

Hay otras características que hacen al turismo particularmente sensible a las crisis económicas. La concentración de las pymes en este sector es mucho mayor que en otras actividades económicas, y es probable que tengan menos capacidad de recuperación y flexibilidad para hacer frente a los costos ocasionados por alguna situación extraordinaria. Además, el período de sobrevivencia de las pymes frente a un evento como la pandemia es mucho menor comparado con el de los grandes corporativos porque tienen recursos más limitados, y porque tienen que sortear con una serie de obstáculos existentes para acceder al capital y adoptar innovaciones tecnológicas. Otro elemento que cataliza la vulnerabilidad es la alta estacionalidad e inestabilidad de los empleos: la probabilidad de ocupar un trabajo temporal es significativamente mayor en el turismo y eso significa esquemas de menor seguridad social y beneficios para los trabajadores. Finalmente, la alta interdependencia de la provisión de servicios turísticos con otros sectores implica que, si uno entra en crisis, es posible que se tengan efectos desastrosos en toda la cadena de valor del turismo.

Respuestas políticas

Actualmente, hay esfuerzos globales continuos para implementar respuestas políticas efectivas que preserven el sector turismo y se active la coordinación internacional. Las pasadas reuniones del G20 y de los Ministerios de Turismo de la Unión Europea son un ejemplo de esto. Hasta ahora, las respuestas gubernamentales para reactivar el sector son tres y sólo difieren en cuanto a su intensidad, la ambición del proyecto de reapertura, y el nivel de respaldo del gobierno:

  1. La primera acción busca garantizar un equilibrio justo de intereses entre la protección hacia los visitantes (como la información in situ, la protección del consumidor, la asistencia de repatriación) y la protección hacia los trabajadores de turismo (como la provisión de apoyo a los ingresos).
  2. La segunda tiene como objetivo garantizar la supervivencia empresarial a lo largo de toda la cadena de suministro, con enfoque especial en las pymes.
  3. La tercera se centra en los mecanismos de coordinación para apoyar la recuperación del sector, como crear grupos de trabajo entre los agentes involucrados en el sector y proponer medidas de coordinación.

A pesar de la existencia de estas acciones, todavía es demasiado temprano para evaluar si estas medidas serán efectivas. Primero, los gobiernos deben implementarlas de forma rápida y transparente para que el financiamiento beneficie al mayor número posible de trabajadores afectados. En segundo lugar, estas intervenciones deben ser monitoreadas regularmente para permitir estrategias sólidas de empoderamiento para los agentes turísticos en todas las fases de la crisis. Esto significa brindar apoyo para compensar la pérdida de ingresos y para orientar sobre estándares y protocolos para que las empresas vuelvan a abrir y se adapten y accedan a nuevos mercados. En tercer lugar, las tour-operadoras deben mostrar fuertes habilidades creativas, de innovación y de resistencia para implementar soluciones que permitan migrar hacia un turismo más sostenible y más ético, y que mitiguen el impacto de la pandemia.

El gran reto global será necesario renovar el turismo doméstico en cada país para alcanzar las metas propuestas. Esta forma infravalorada de hacer turismo será crucial para reactivar el sector, incluso si las ganancias que este tipo de turismo no compensen la disminución de los flujos turísticos internacionales. Finalmente, para que la recuperación del turismo post COVID-19 sea exitosa, se deberá coordinar a la población receptora con otros sectores que también han sido afectados por la crisis, como aquellos asociados con la recreación y la mercantilización de la cultura y pensar en nuevas formas de viajar.

Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM

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