¿Quién vacuna a las personas en situación de calle?

Junto con muchos profesores y profesoras, el 6 de mayo de 2021 fui vacunada contra el virus SARS-CoV-2. En su momento, me desbordé en elogios sobre la eficacia del proceso. Lo reitero. Accedí a la página y me registré usando la clave única de registro poblacional (CURP). A los pocos segundos, se desplegaron en la pantalla el resto de mis datos: nombre completo, fecha de nacimiento, entidad de nacimiento y sexo. Posteriormente tuve que responder si estoy embarazada, si tengo diabetes, si me encuentro en estado de postración y si quería vacunarme. A las tres primeras respondí que no y a la última que sí, que ¡claro que sí!

Ante la respuesta afirmativa, se desplegó una nueva pantalla con el título: “Lugar donde voy a vacunarme y datos para localizarme”. Proporcioné los datos que me fueron solicitados: Entidad, municipio, código postal, teléfono, correo electrónico personal, correo electrónico de apoyo, domicilio completo y datos de contacto. Inmediatamente recibí el mensaje: “Usted ha sido registrado exitosamente con el folio —. Espere una llamada o correo electrónico en el que le notificaremos su fecha y lugar de vacunación”. Abajo había un botón con el título “comprobante” que emitía ese documento y permitía imprimirlo, como hice.

A los pocos días recibí un mensaje en el teléfono y en el correo electrónico. Ambos correos me indicaban asistir al World Trade Center. Se pedía explícitamente, para evitar aglomeraciones, llegar justo a la hora indicada y llevar la cita impresa. Fui en mi auto y llegué a tiempo. Tras dar lectura al código de mi cita impresa, ingresé al edificio y me uní a una fila en la que se mantenía la “sana distancia” y que estuvo siempre en movimiento. Había un segundo filtro en el que se revisaba que los datos estuvieran completos y se completaba las omisiones. Como yo había llenado la información en línea, pasé rápidamente a los asientos en los que se nos aplicó la vacuna Cansino. Estuve sentada 15 minutos más en observación. Las y los médicos que nos acompañaban, expresaron que estaban ahí para aclarar cualquier duda, lo que suscitó que varias personas levantaran la mano para hacer preguntas. Todas fueron respondidas con claridad. Menos de media hora después de que llegué, estaba ya en mi auto regresando a casa. “Una organización impecable” expresé con admiración. Pero también manifesté la preocupación de lo difícil que sería vacunar a las personas en situación de calle (PSC) con esta estrategia.

Todos los requisitos tan sencillos de satisfacer por una ciudadana promedio como yo, son obstáculos imposibles de sortear para cualquier persona que se encuentre en esa situación. No solo no tienen domicilio (evidentemente), computadora, internet, impresora, correo electrónico, teléfono, CURP; hay quienes son analfabetas e incluso quienes no recuerdan su nombre, su fecha o su lugar de nacimiento. Debido a que la información fue difundida a través de los medios masivos de comunicación, muchos de ellos y ellas tienen información nula o distorsionada sobre qué es la Covid-19, sobre la vacuna y sobre cómo acceder a ella. Incluso transportarse a las sedes es un reto, ya que a veces no cuentan con el dinero para comprar el pasaje o a que prefieren no usar el transporte colectivo para evitar malos tratos. Paradójicamente, dado que no pudieron quedarse en casa ni acatar las medidas preventivas, son evidentemente, un sector de la población que debería ser considerado prioritario en el programa de vacunación y para el cual se debería idear una estrategia específica, que abatiera todas las restricciones. Afortunadamente, en la Ciudad de México esta estrategia existe y, según atestigüé, se lleva a cabo con la misma “organización impecable” en la batuta de la Secretaría de Marina.

El Coordinador del Plan Marina en la Ciudad de México, Capitán Miguel Ángel Rosalez, me explicó que para conseguir la inmunidad colectiva en la Ciudad de México, hay dos grandes estrategias: Una consiste en establecer sedes de vacunación y convocar al mayor número de personas posible a venir a vacunarse (la que detallé para mi caso). La otra, es ir en brigadas móviles, a vacunar a quienes no pueden trasladarse a las sedes, por ejemplo: personas postradas, hospitalizadas, en situación de reclusión y personas en situación de calle, entre otras. Le pedí que abundara en el caso de las personas en situación de calle (PSC).

La encomienda presidencial delegó en las Fuerzas Armadas la responsabilidad de la custodia y distribución de la vacuna, tanto por razones de seguridad como por poder garantizar la estricta preservación de la cadena de frío requerida. Pero la implementación de la campaña de vacunación, se lleva a cabo en colaboración con muchas otras instituciones, principalmente de la Secretaría de Salud (SS). Bajo este criterio, se estableció la colaboración con la Clínica Especializada Condesa1, que tiene entre su población objetivo a personas en situación de calle. A su vez, el equipo médico de Clínica Condesa sugirió convocar a las organizaciones de la sociedad civil especialistas en la atención a esta población porque su intermediación con la población es imprescindible para lograr una intervención eficiente.

Ejemplificaré lo anterior con el evento llevado a cabo el 4 de octubre. Por la mañana el equipo de Psicocalle Colectivo2 hizo recorridos en los alrededores del metro Candelaria y el parque de la Soledad. El personal de El Caracol AC3 hizo recorridos en la zona de la Merced. Desde hace años ambas organizaciones trabajan en esa área, por lo que son conocidos por muchas PSC, que se animaron a acompañarlos. El Padre Benito, párroco en la iglesia de la Soledad, ofrece desayunos a las PSC los lunes, esa mañana también les persuadió a ir a las instalaciones de La Carpa AC4 en el extremo opuesto del parque. Allí, el personal de la Clínica Condesa, resolvió las dudas médicas y levantó un registro de los escasos e incomprobables datos que pudieron recabar. El registro fue manual porque la plataforma no permite registros con datos incompletos, y no podrá ser disgregada porque se considera discriminatorio señalar que la persona se encontraba en situación de calle. Aproximadamente, a las once de la mañana llegaron los vehículos de la Secretaría de Marina. Bastó que las PSC manifestaran querer vacunarse, para que recibieran la vacuna Cansino, que fue elegida porque es de una sola dosis. Tras la aplicación, permanecieron algunos minutos en observación, acompañadas del personal médico de la Clínica Condesa que continuó conversando y aclarando dudas. Ese día se logró vacunar a doscientas treinta personas. Por medio de esta estrategia se calcula que se ha vacunado alrededor de ochocientas PSC.

La cordialidad generó un ambiente casi festivo que atrajo a muchas PSC. No todas quisieron vacunarse, algunas vinieron solo para conversar y hacerse fotografías con los y las integrantes de la brigada, particularmente con el personal de la Secretaría de Marina, quienes -para mi sorpresa-, aceptaron gustosos. Confesé mi sorpresa al Capitán Rosalez, quien comentó:

Para los y las integrantes de las Brigadas Móviles de la Marina ha sido una experiencia muy enriquecedora que renueva nuestra vocación de servicio. Esta estrategia es mucho menos productiva en términos de resultados, porque, mientras en una sede de vacunación como el WTC podemos fácilmente aplicar mil dosis en una hora; mediante las brigadas móviles, a veces invertimos más de dos horas y mucho personal en aplicar una sola dosis. En términos de administración no es redituable. Pero sí es redituable ética y moralmente. Por ejemplo, en este caso, lograr que 230 PSC se vacunaran costó muchísimo trabajo y colaboración entre varias instituciones. Pero lo que hay que ver es que cuesta tanto trabajo precisamente por la situación de extrema marginación y vulnerabilidad en la que están. O sea que ahí es donde tenemos una responsabilidad mayor y por eso es tan gratificante conseguirlo. La vacuna se compró para todos y todas las mexicanas, así que la posibilidad de vacunarse debe llegar a todos y todas y en la Secretaría de Marina estamos haciendo el máximo esfuerzo para lograrlo.

Sus palabras están respaldadas con hechos, soy testigo de ello. Si desde el inicio me impresionó favorablemente que la estrategia se basara en la sinergia entre una institución de las Fuerzas Armadas, una institución de la SS y las organizaciones de la sociedad civil; el buen trato brindado a las PSC, me dio el impulso definitivo para escribir esta nota. Pido la palabra, para hacer eco a lo que escuché decir a las PSC repetidamente durante la campaña: gracias.


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4https://www.facebook.com/elcaracolac/videos/984050952164835/

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Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM

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