Vacunación Covid-19 en la comuna de Copiapó, Chile

Bastantes interrogantes y cuestionamientos existían en torno a la vacuna contra la Covid-19, pues nadie sabía de su composición y mucho menos de su efectividad. Sin embargo, todos de alguna u otra manera la esperábamos con ansias, ya que era lo único que en tiempos de angustia e incertidumbre devolvía la esperanza de poder regresar a la “normalidad”.

Fue en el mes de diciembre cuando los medios de comunicación y la página web del Ministerio de Salud anunciaban con alegría la llegada de las primeras vacunas a Chile; momento en que los gimnasios techados de los colegios, recintos deportivos, centros comunitarios y espacios públicos se readecúan y comienzan a funcionar como centros de vacunación. Primero fue el turno del personal de salud, luego el de los adultos mayores, funcionarios públicos, enfermos crónicos y así sucesivamente hasta que hoy en día están siendo inoculados los adolescentes de entre 16-17 años y embarazadas.

¿Y llegó nuevamente la normalidad? Si bien la vacuna ha permitido la apertura de instituciones públicas, locales comerciales y centros de recreación de forma gradual, el país continúa con restricciones, toques de queda y cuarentenas preventivas los fines de semana que dificultan que las personas puedan desplazarse libremente y retornar a la cotidianidad.

 

Contextualización

 

La postal fue grabada en el gimnasio techado de la Escuela Técnico Profesional de la comuna de Copiapó, espacio que se estableció como centro de vacunación de Covid-19 desde principio de este año. La locación fue escogida porque era un lugar céntrico, accesible, amplio para evitar aglomeraciones y porque tenía contacto con una persona que se estaba vacunando el día en que decidí ir a grabar. Sin duda alguna, era un espacio interesante y contingente en tiempos de pandemia.

La llegada

En la entrada del recinto las personas debían entregar su cédula de identidad, indicar qué dosis les correspondía —primera o segunda y qué vacuna—, tomarse la temperatura y recibir alcohol en gel, para luego dirigirse a las sillas que se encontraban al interior del establecimiento.

En primera instancia se puede ver en la postal que al fondo del lugar se encuentran dos mesas que eran atendidas por personal de salud; el cual tenía la responsabilidad de vacunar, registrar la atención y entregar el carnet de vacunación a las personas asistentes. Asimismo, se visualiza cómo los recién vacunados intercambian palabras con las profesionales, quienes eran las encargadas de dar algunas indicaciones como, por ejemplo, mencionar qué medicamentos podían tomar en caso necesario o qué procedía con posterioridad a la inoculación.

 

La espera…

 

Por lo general, las personas asistían solas y no interactuaban con los demás pacientes, pues la distancia que había entre una silla y otra era de un metro, según el protocolo de seguridad de Covid-19, lo cual en ocasiones limitaba el intercambio de palabras. Sin embargo, había otras personas que independiente de estas medidas de seguridad y de lo dificultoso que se vuelve hablar con mascarilla, mantenían una interacción esperando los 15 minutos indicados posterior a la vacunación o esperando a ser llamadas . Tal es el caso que mientras dos mujeres esperaban que les avisaran que se podían retirar del lugar, llega otra mujer y les pregunta: “¿Ustedes están vacunadas, ya, o están esperando? ”, a lo que la joven de pelo negro responde: “ Estamos esperando”, mientras se soba el brazo izquierdo. Esta última escena permite interpretar que a la joven le dolió la punción, o que siente incomodidad en el área que la vacunaron, y quizás ese era el tema de conversación que mantenían estas personas antes de que la mujer las interrumpiera con su pregunta.

En esta misma línea, cabe destacar que la espera no se realizaba en un lugar silencioso y que de vez en cuando no solo se escuchaba el nombre de las personas que se debían dirigir a las mesas a vacunarse, sino que, este momento estaba amenizado por una canción del grupo Soda Stereo, lo que generaba una espera más agradable y tranquila para los pacientes.

 

Detrás de cámaras

 

Si bien en la postal solo se ve una parte del proceso de vacunación, se puede mencionar que al interior del patio del establecimiento educacional se encontraban las demás personas esperando los 15 minutos para retirarse del lugar. En este lugar, el orden de las sillas era distinto, pues estaban acomodadas en círculos o en pequeños grupos que permitían la interacción entre las personas —respetando las medidas de seguridad—, y en donde se podía evidenciar que estas se encontraban mucho más relajadas en comparación a su estadía al interior del techado. ¿Eso quiere decir que las personas al interior estaban nerviosas o ansiosas por la vacunación? Quizás…

 

Conclusiones

 

Captar uno de los momentos como lo fue el proceso de vacunación, me permitió visualizar más allá de entregar su identificación, recibir la vacuna e irse. Me permitió considerar cada uno de los detalles y dinámicas que ocurrían al interior de uno de los tantos locales de vacunación; espacios que se han readecuado por la contingencia y en los que independientemente que no podamos acercarnos, conversar sin mascarillas y respetar cierta distancia física, permiten intercambiar palabras, interactuar con personas que uno muchas veces no conoce, pero están ahí con la misma esperanza que tú y que yo, que es volver a la “normalidad” lo más pronto posible, luego de vacunarse.

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