Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM

El sentido comunitario del hombre, origen de civilización y cultura, se cumple cuando sus grupos intercambian experiencias y riquezas. Mientras menos dificultades encuentren para comunicarse, mayor será la posibilidad de su enriquecimiento; de ahí ese afán perpetuo de crear caminos y puentes que los acerquen a su unificación. Debido a esa facultad de crear enlaces para comunicarse unos con otros, es posible que distintos intereses y diversas finalidades conduzcan a la satisfacción mutua de necesidades esenciales.
Guillermo Boils, sabio en la amistad y en tender puentes hacia quienes disfrutamos de su cercanía, ha escrito un libro donde expone la fundamentación de puentes más sólidos, anchos y resistentes a los embates de ríos o crecidas de aguas torrenciales, también destinados al desarrollo de pueblos y amplias regiones en México. Interesado, sobre todo, en la arquitectura de los puentes, no deja de lado las líneas de su historia ni las de la sociología para valorarlos a partir del estudio de la construcción de los que existieron ni de los que existen en pie.
El estudio de trescientos años de construcción de puentes hecho por Guillermo Boils, en su libro La arquitectura de puentes en la Nueva España (2022, México, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, p. 385), nos conduce desde la riqueza y rigor de la arquitectura –con énfasis histórico-sociológico– a través de una notable incursión en las infraestructuras de otros tiempos que resulta fascinante. Ahí propone vías y criterios que hacen falta recobrar para aceptar la mejora de lo que somos como país y personas.
Sobre los puentes como hechos colectivos, sean para fines estratégicos o para propósitos comerciales y fines cotidianos, se ha producido cierta cantidad de diseños y construcciones. Existen intentos y propuestas prácticas que muestran tremendos desafíos a la arquitectura y al manejo de las condiciones de las realidades física, geográfica, natural, social e incluso política, pero que también resultan motivo de irresistibles «…invenciones creadas por el imaginario popular» plasmadas en innumerables dichos y leyendas que en este libro exaltan esa ansia de <cómo vencer lo inalcanzable.
De ahí que convenga reflexionar sobre las vertientes del examen de los puentes propuestas por Boils: sea como monumentales obras de la construcción novohispana en México –incluyendo aspectos utilitarios, formales, de las estructuras de su diseño e, inclusive, los procesos constructivos y su costoso financiamiento–; y también desde la perspectiva de la influencia humana, del dominio del hombre para producir conexiones perdurables que tejen sus historias mediante los puentes novohispanos en México.
Los puentes son estratégicos. Entre sus características constructivas, materiales y técnicas utilizadas, está presente la necesidad de intercambio y de bienestar. Sus propósitos arquitectónicos, por eso, no dejaban de contemplar la urgencia, las finalidades de las demandas de trasladarse más allá, cruzar el abismo, vencer alturas y distancias para poder ir y venir. Incluso en sus emplazamientos más sencillos, son evidentes los motivos básicos que los llevaron a ser levantados. Llegar más allá los hace presentes porque se vuelven recursos permanentes, en tanto medios para ir y llegar a alcanzar al otro, a quienes están más allá, para trasladarse del otro lado, incluso para llegar hasta lo que fuera inaccesible.
Boils nos aproxima a estas perspectivas de los puentes novohispanos y, además, se ocupa de la aplicación de conceptos generales a los avances realizados en cada uno de los casos de puentes de arco y de puentes de fábrica estudiados. En la exposición de estas y otras ideas, cabe destacar el énfasis del autor, que comparte con Andrea Palladio, en que los puentes «[…] no son sino una calle sobre el agua. [Y que] Deben ser cómodos, bellos y de larga duración» (Boils, 2022: 11), apreciación que reitera Georg Simmel, de quien nos dice que «el puente simboliza la extensión de nuestra esfera de la voluntad sobre el espacio» (Boils, 2022: 11), para así llevarnos a coincidir con Paul Sebillot, en el sentido de que: «[…] se tiende a hacer intervenir lo maravilloso para explicar las cosas que no se comprenden» (Boils, 2022: 279).
Virtud de este libro es que el autor orienta su examen de los puentes entre formidables barreras geográficas, empleando poderosos conceptos de una manera armoniosa y accesible. Nos demuestra que con los puentes novohispanos se fue construyendo la red de enlaces terrestres de la Nueva España, tantas veces superpuesta a las líneas, puntos y vacíos conectados por las redes prehispánicas terrestres (que, según María Martínez del Río de Redo (1972), llegaban a los tres millones de kilómetros) y con las que se actualiza el trazo de la red caminera, de puentes terrestres y del resto del sistema de transportes vigente en todo México.[1]
Por lo que, si una cantidad importante de los puentes del virreinato están deteriorados o en ruinas, muchos otros se encuentran en uso y dan importante continuidad a vías troncales de la red carretera federal. Tal como Boils explica pormenorizadamente, estos hechos de su permanencia a lo largo de los siglos, así como de su localización extraordinariamente bien situada, muestran, además del conocimiento de los territorios coloniales (decisivo para los fines imperiales de la época), una aplicación de la arquitectura al diseño y construcción de los puentes que sigue siendo notable hasta la actualidad.
A lo largo del libro son documentados, desde los materiales constructivos hasta la calificación de la mano de obra, las virtudes y los daños de los puentes. Con sorpresa que pasa rápidamente a un auténtico asombro, vamos descubriendo cómo se construían y cuáles eran los ánimos que movían los presupuestos para su construcción. A lo largo del libro se va provocando una auténtica curiosidad, un deseo creciente que comparte el afán de conocer más sobre esta infraestructura, tantas veces pasada por alto.
Riesgos, reales o ficticios, no solo debidos a peligros y accidentes durante su construcción, sino motivados por las responsabilidades de su duración, seguridad y uso, los puentes han inspirado distintos modos de sentir asombro o temor al cruzarlos. Como hacen posible alcanzar distancias y superar obstáculos antes irrealizables o casi imposibles de salvar, es indudable que son cúmulo de los presentes y de las memorias que, con su sola evocación, se confunden. Debido a que los puentes siguen ahí una vez que los cruzaste, también quedan atrás los obstáculos, naturales o políticos, que existían antes de la construcción de esa infraestructura que hizo posible traspasarlos.
En el libro son innumerables los méritos y las contribuciones realizadas por el autor. Uno de los aportes excepcionales de la investigación puede destacarse a partir de las treinta y dos fotografías de calidad profesional que no solo ilustran los puentes estudiados, sino que son testimonio vivo y elocuente de estas proezas arquitectónicas. Esta colección de fotografías constituye parte del más rico patrimonio nacional: los puentes, como recurso material pero también simbólico, cuya preservación es valiosa porque sintetiza conocimientos y experiencias, incluso improvisación y empirismo al servicio de los diversos proyectos de sentido, incluso de nación, que se han ido cobrando a lo largo de las distintas épocas de México.
Enlaces de tierras sobrepuestos a barreras difíciles de salvar, los puentes son infraestructuras al servicio del enlace y la comunicación. Y en este libro, los puentes hacen alarde de la puesta en acción de poderosas voluntades colectivas implicadas para conseguir presupuestos con que construirlos, al igual que en su edificación y en su uso posterior. Por esto, tal como nos demuestra Boils, es difícil dimensionar las proezas que implicó levantarlos de la nada, sobre todo durante el auge de la colonia española en la Nueva España.
Así, de este libro, Arquitectura de puentes en la Nueva España, resulta clara la dificultad y el valor de la arquitectura que implicó construirlos. También es evidente el gran mérito y el esfuerzo para lograr esta investigación meticulosa. Es elocuente que trazar este libro requirió gran habilidad del investigador y no menos valentía para incursionar en este campo, casi totalmente desconocido. Para terminar, pueden hacerse votos para que la integración de nuestro suelo hecha posible por estos puentes, en ventaja de todos nosotros, siga actualizándose de acuerdo con los criterios y ambiciones de Guillermo Boils, colega investigador del IIS-UNAM, tal como los expone en este formidable libro de su autoría. Muchas gracias.