Este texto es resultado de la ponencia titulada “¿Cómo dibujar la ciencia social? experiencia de divulgación de investigaciones sociales con representaciones gráficas” que fue presentada en el Tercer Encuentro de Técnicos Académicos de la UNAM el 4 de junio de 2025.

La comunicación de la ciencia, como campo de estudio y práctica profesional, comprende al menos tres dimensiones fundamentales que coexisten y se complementan. En primer lugar, se encuentra la difusión científica, proceso que consiste en el intercambio de mensajes entre pares académicos y que se materializa en artículos científicos, ponencias en congresos y publicaciones especializadas. En segundo término, se encuentra la comunicación institucional, orientada a construir y mantener la imagen pública de las entidades generadoras de conocimiento. Finalmente se encuentra la divulgación científica, un proceso complejo de traducción y mediación que busca hacer accesible el conocimiento especializado a públicos más amplios y diversos.
Desde 2018, en el Departamento de Difusión del IIS-UNAM hemos emprendido un proceso sistemático de exploración, experimentación y evaluación de diversos formatos de divulgación científica. Hemos creado contenidos en formato de texto, cápsulas de video, podcast e infografías que combinan texto e imagen de manera estratégica, todo esto con el objetivo de tender puentes efectivos entre el conocimiento social y humanístico producido en nuestra institución y los diversos sectores de la sociedad que pueden beneficiarse de él.
El modelo práctico que hemos desarrollado para la creación de materiales gráficos de divulgación en formato de infografía es resultado de este proceso de casi seis años de trabajo continuo, en el que hemos afrontado obstáculos que nos han permitido aprender y mejorar.
Infografías de divulgación
Las imágenes bien diseñadas tienen la capacidad única de organizar información compleja en estructuras comprensibles, facilitar procesos de retención y recuperación de información, y sobre todo, generar significados relevantes y duraderos en públicos con diversos niveles de formación académica.
En este sentido, el principal reto que enfrentamos no es “simplificar” el conocimiento, sino encontrar formas efectivas de vincular los saberes científicos con las experiencias, necesidades y marcos culturales de audiencias específicas.
El proceso de creación
Nuestro proceso de creación de infografías, que hemos ido modificando a través de numerosos proyectos, no siempre sigue una secuencia cuidadosa de pasos interrelacionados, sin embargo generamos una posible ruta que puede orientar a las y los comunicadores que recién se inician en la divulgación de investigaciones sociales en formatos visuales.
Diagnóstico
La ruta comienza con una fase de diagnóstico, donde se debe investigar las características de la audiencia objetivo. No solo datos demográficos básicos como edad y escolaridad, sino también sus hábitos de consumo mediático, sus contextos socioculturales específicos, e incluso, en la medida de lo posible, sus representaciones y preconcepciones sobre los temas que abordarán los contenidos de divulgación.

Este diagnóstico inicial es fundamental, pues como hemos comprobado en múltiples ocasiones, no es lo mismo crear materiales para profesores de educación básica, que requieren enfoques pedagógicos claros, que para comunidades indígenas, donde debemos considerar lenguas originarias y sistemas de representación visual particulares, o para estudiantes universitarios, que demandan otro tipo de abordaje.
Prueba de relevancia
Un segundo momento clave en el proceso es lo que llamamos la “prueba de relevancia”. Aquí se deben responder a las preguntas: ¿Este conocimiento es realmente significativo para este grupo específico? ¿Responde a sus inquietudes, necesidades o intereses? ¿En qué contextos concretos podrían aplicarlo? Si estas preguntas no encuentran respuestas satisfactorias, es necesario replantear el contenido, el enfoque, o incluso el segmento de audiencia al que se dirige la infografía.
Selección y síntesis de la información

Posteriormente, sigue la etapa de selección y síntesis de información, generalmente liderada por los investigadores especialistas en el tema, pero en constante diálogo con los profesionales de la comunicación visual. Este es un punto crucial, pues implica tomar decisiones sobre qué información se debe incluir, qué dejar fuera, y cómo establecer jerarquías claras de importancia sin distorsionar el conocimiento científico.
En esta etapa hemos encontrado útil trabajar con una plantilla editable que le compartimos a las y los investigadores. La plantilla consiste en una tabla que divide la información de la infografía en cuatro secciones limitadas a una extensión máxima de 60 palabras, cada una de estas secciones tiene un subtítulo de extensión máxima de 5 palabras. Al final del formato hay unas casillas para agregar las fuentes de la información y los créditos.

Cabe señalar que en ocasiones, el texto puede llegar a ser editado por las personas creadoras de la infografía, con extremo cuidado de no cambiar el sentido, con el fin de mejorar su eficacia en la transmisión de ideas y para mejorar la relación entre los datos textuales y los datos visuales.
Diseño
El diseño es la fase central durante la cual se construye el contenido final, comienza con la creación de bocetos, donde se define la estructura general de la infografía (formato y orientación del lienzo, posición y escala de encabezado, ilustraciones, subtítulos y cuadros de texto). En esta etapa se debe tener muy claro cual será el principal canal de distribución de la infografía (impresa, digital para blog o para alguna red social particular).
Posteriormente se debe realizar una selección cuidadosa de paletas de color que no solo sean estéticas sino también funcionales y culturalmente apropiadas. Asimismo se deben buscar y seleccionar tipografías que aseguren legibilidad sin sacrificar creatividad.
Otra tarea fundamental es la creación de ilustraciones que acompañarán los datos textuales, para lo cual es necesario definir el estilo (realista, caricaturizado, detallado, de trazos relajados, etc.). Una vez definido el estilo, la persona diseñadora tiene varias posibilidades para generar las ilustraciones: dibujarlas ella misma, colaborar con una ilustradora, buscar ilustraciones en bancos de imágenes, o, incluso, apoyarse en una plataforma de inteligencia artificial generativa para la creación de las ilustraciones.

Finalmente, se lleva a cabo la composición visual, la cual consiste en reunir todos los elementos (textos e imágenes) de acuerdo a la estructura definida en el boceto elaborado previamente. El resultado, es la infografía o serie de infografías en formato de imágenes digitales.
Todo este proceso se desarrolla en un marco de colaboración interdisciplinaria constante, donde especialistas en investigación social, expertos en gestión del conocimiento y profesionales de la comunicación visual aportan sus respectivas habilidades y enfoques. Este diálogo permanente, que a veces implica tensiones creativas, es uno de los factores más determinantes para el éxito de los materiales.
Consideraciones finales

De esta rica experiencia, hemos extraído varias conclusiones fundamentales. Una de ellas es que no existe, ni debe existir, un modelo único de divulgación visual, cada audiencia, cada contexto, cada tema demanda adaptaciones específicas y soluciones creativas particulares.
El aspecto fundamental es identificar qué conocimientos son realmente relevantes y significativos para cada grupo social específico. Solo después de este análisis podemos decidir si la infografía es efectivamente el mejor formato, o si sería más adecuado un podcast, una cápsula de video, o incluso una actividad presencial como un taller.
El proceso de creación de infografías de divulgación es un trabajo inherentemente interdisciplinario; requiere no solo la participación de investigadores y comunicadores, sino un diálogo genuino y respetuoso entre estas perspectivas, donde cada uno reconozca y valore los saberes del otro.
Asimismo, hemos aprendido que crear los materiales es solo el primer paso, también es importante diseñar estrategias de distribución cuidadosas y bien fundamentadas. Más allá de simplemente publicar en redes sociales institucionales, se debe explorar el uso de repositorios digitales especializados, la colaboración con medios locales comunitarios, la integración en programas de formación docente, y la organización de talleres presenciales en diversos contextos.
La creación de infografías es solo una de las vías para afrontar el desafío permanente de comunicar la ciencia social de manera efectiva, la cual debe articularse con otras estrategias comunicativas que combinen el rigor académico con la creatividad en los formatos, la precisión conceptual con la sensibilidad estética, y sobre todo, que mantengan siempre una mirada atenta a las personas concretas que recibirán estos mensajes.
Porque al final, la divulgación científica solo cumple su propósito social cuando logra establecer ese diálogo significativo y transformador entre el conocimiento académico y las diversas realidades sociales.
Te invitamos a consultar la “Guía para elaborar y distribuir contenidos digitales de divulgación de ciencias sociales” donde se detalla un flujo de trabajo para crear infografías de divulgación con software libre: https://paginaspersonales.unam.mx/app/webroot/files/5379/Publica_20190731203555.pdf#page=15