Categoría: Facultades UNAM

Adriana Kupijy Vargas

Indudablemente el legado de Don Pablo González Casanova representa de forma magistral, el verdadero espíritu de la universidad nacional y sus académicos. En estos tiempos de cambio y de creación de un mundo alternativo, es necesario voltear a ver y examinar su obra, repleta de un pensamiento crítico, multidisciplinario, reflexivo y ético. Su trabajo es patrimonio de la humanidad y es senda clara por la cual transitar a un mejor país, buscando siempre las soluciones a través del diálogo entre las ciencias y las humanidades.
Hoy, su ejemplo y compromiso político son faro que iluminan el camino hacia nuevas formas de pensar y ejercer el conocimiento social y técnico, siempre de la mano de la ética y con un profundo amor a México. Es así que su energía nos mueve a saldar deudas añejas como la desigualdad social, al mismo tiempo que avanzamos en la emancipación de los individuos.

Carlos Salicrup

Estimado doctor, heredamos una gran casa de estudios gracias a gente como usted, que con tenacidad la hizo ser grande y fue partícipe de impulsarla a lo que tenemos el día de hoy. ¡Quienes disfrutamos de la gloria de ser universitarios y de habernos graduado de una de las mejores universidades y facultades de medicina del mundo, los llevamos siempre en nuestro corazón azul!

Ciro Murayama

En su obra cumbre y precursora en nuestras ciencias sociales, La democracia en México (1965), González Casanova afirmó: “Nadie puede ocultarse que el desarrollo es un incremento del producto y una redistribución del producto y que no hay desarrollo cuando no se dan ambos hechos”. En efecto, la búsqueda del desarrollo, del crecimiento con equidad sigue siendo la principal asignatura pendiente de la democracia mexicana.