Claro que son víctimas. Son víctimas de su propia imprudencia, de la irresponsabilidad, del “ái se va”. Lo son, también, de la corrupción y la impunidad. Si hay tantos que roban gasolina y nunca los castigan, ¿por qué no colmar dos bidones, al cabo y es gratis? Si la gasolina brotaba con tanta turbulencia ¿cómo no aprovecharla?
Fuente: Crónica
Fecha de publicación: 21 enero 2019
Mención: Raúl Trejo Delarbre
Disponible en: http://www.cronicajalisco.com/notas/2019/91571.html
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