* La industria agrícola vulnera los derechos de jornaleros indígenas en México
Por Enrique Werther Soto Zuppa.
México, D.F., 10 de junio de 2015.- El Foro “Los jornaleros de San Quintín, ¿su posible (necesaria) organización?” se llevó a cabo en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, gracias al esfuerzo conjunto del Seminario sobre Migración México-Canadá-Estados Unidos, el Seminario Iberoamericano sobre Jornaleros Agrícolas y el proyecto del PAPIIT Una historia personal como una ventana para comprender la migración.
Las ponencias fueron moderadas por el Dr. Hubert C. de Grammont quien durante la introducción manifestó su consternación, y la de los organizadores del foro, por la inexplicable ausencia del ponente y vocero de la “Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social de San Quintín” Bonifacio Martínez Cruz. De igual forma, informó que la ponente Isabel Margarita Nemesio, coordinadora del Área de Migrantes del Centro de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan”, en Guerreo, no pudo asistir al foro debido a la situación de inseguridad y violencia que estalló un día antes en Tlapa, dando lugar a la muerte de un estudiante y a un clima de gran incertidumbre.
El investigador también señaló la importancia de organizar un foro para analizar la situación del municipio bajacaliforniano, a poco tiempo del surgimiento de la movilización social más relevante de la historia actual de los jornaleros agrícolas.
El reportero del Angeles Times, Richard Marosi, abrió la serie de intervenciones con la ponencia “Condiciones de trabajo en los campos hortícolas de México”, con la que puso de manifiesto las pésimas condiciones laborales y de vivienda que sufren los jornaleros mexicanos. Hizo referencia a las empresas agroindustriales como Bioparques de Occidente en los estados de Jalisco y Sinaloa, donde los campamentos a donde se aloja a los trabajadores migrantes operan como cárceles, con tiendas de raya que los mantiene endeudados, y en donde se les priva de las garantías más elementales y se les obliga a vivir en condiciones indignas.
Agregó que los dueños de las empresas agrícolas cuentan con una amplia red de contratistas que controlan entre 20 y 30 mil jornaleros, cuyos derechos son violados constantemente con acciones como la retención del pago hasta por tres meses, la imposibilidad para abandonar los campos de trabajo, jornadas laborales excesivas y falta de contratos que garanticen sus derechos laborales.
En su oportunidad, el doctorante del Posgrado de Antropología (UNAM) Abddel Camargo, dijo que los mercados globales agrícolas “descansan en las espaldas de los indígenas” ya que, además de saber trabajar la tierra, representan un estrato social fácilmente explotable debido a su vulnerabilidad. Respecto a esto, señaló la particularidad del municipio de San Quintín, por ser multiétnico y contar con una vida comunitaria sumamente intensa en las colonias de jornaleros, lo que ha derivado en la construcción de un movimiento social bien organizado para la reivindicación de sus derechos. Explicó que el gobierno local no interviene en favor de los jornaleros e incluso protege a las empresas agrícolas, en las cuales los funcionarios tienen conflictos de interés ya que muchos de ellos son inversionistas de dichas empresas.
El evento finalizó con la participación del investigador Richard Mines quien ofreció una perspectiva de la agroindustria y la organización laboral de los jornaleros en Estados Unidos. Para explicar y comprender la efectividad de las formas de lucha social, conocidas como boicot y huelga, presentó los casos del líder sindical de los sesentas César Chávez y el del movimiento sindical de transportistas de Estados Unidos denominado Teamsters.
Señaló que después de la etapa de grandes logros del movimiento chavista, obtenidos a partir de métodos como el boicot a las empresas agroindustriales, su vertiginosa fragmentación se debió a la centralización del movimiento en la figura de su líder, convirtiéndose en antidemocrático. En ese sentido, dijo que “es muy importante la democracia dentro del sindicato” para que éste no se desarticule.
El investigador Mines cerró su participación explicando que para ser efectivo, un boicot debe tener objetivos bien definidos, y señaló que la huelga es la movilización que le otorga más poder al jornalero, ya que lo pone cara a cara con el patrón, en términos semejantes y desde donde tiene mayor capacidad de negociación.
Departamento de Difusión del IIS-UNAM