Organización comunitaria, respuesta a la ineficiencia gubernamental frente a los sismos

El Presidente Enrique Peña Nieto realiza un recorrido por Juchitán, Oaxaca, para supervisar la entrega de apoyos y las labores de reconstrucción de viviendas, tras los sismos de septiembre. Fotografía: Presidencia de la República

Aún no se sabe qué pasó con los 49 mil millones de pesos del FONDEN: Luis Amador

A ocho meses de los sismos de septiembre, los damnificados de los estados de Oaxaca y Morelos aún siguen viviendo los daños. En el caso de Juchitán, Oaxaca, el gobierno resolvió insatisfactoriamente el problema con tarjetas de Bansefi que no llegaron a todos los damnificados. “Aún no se sabe qué pasó con los 49 mil millones de pesos del Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) ni con el dinero que enviaron los civiles y empresarios para ayudar”, afirmó Luis Amador, miembro del Comité Melendre, organización comunitaria de Juchitán.

Tras los daños sísmicos se volcó gran ayuda en Morelos, pero no había organización en la distribución de víveres. “Morelos es un estado pequeño, y toda la ayuda que llegó de todos los demás estados era inmensa, rebasaba a todas las comunidades. Se podía ver tráileres que no sabían qué hacer con la ayuda, había oportunistas que acapararon la ayuda cuando los principales damnificados estaban cuidando sus pertenencias en su casa a punto de caer, incluso, aún hay despensas que no se sabe qué pasará con ellas”, comentó Marisol Hernández, habitante de Santa Catarina, Tepoztlán, Morelos.

Malco Flores, de Totolapan, Morelos, argumentó que las consecuencias de los sismos dejaron ver que el municipio de Totolapan no estaba preparado para emergencias, “sólo había dos ambulancias, ocho personas de protección civil y 12 policías poco preparados, para 12 mil personas que habitan 12 comunidades”, afirmó.

En Totolapan uno de los daños más significativos fue el de La Parroquia de Cristo Aparecido que actualmente se mantiene cerrada. Tras los daños, las imágenes religiosas se trasladaron a un hotel y las misas se realizaban en el atrio, esto mostró que, pese a las afectaciones, la comunidad se organizó para no perder sus costumbres, y así reforzar sus creencias, expuso Araceli Martínez, habitante Totolapan, Morelos.

La comunidad de San Marcos, Totolapan, fue la más afectada de Morelos, no obstante, de acuerdo con José María Pérez, habitante de San Marcos, “no sólo se perdió la casa, sino se perdió todo, se nos cayó la base familiar, la casa donde vivían los padres, los abuelos, un lugar de convivencia de la familia. Entonces, lo de menos es la casa, los familiares que llegan lloran por los recuerdos que se perdieron”.

Antes de los sismos el Istmo ya estaba roto, “la emergencia nos hizo dejar de pensar en nosotros mismos, para pensar en el vecino. La gente ya no salía, y lo que se recuperó en el barrio fueron esos espacios, ahora nosotros tenemos claro que lo más importante es la forma de construir y lo que queremos construir. La diferencia está en construir yo solo una casa, o construirla de manera colectiva”, afirmó Mariana Solorzano, habitante de Cruz de San Pedro Comitancillo, Oaxaca.

“No se debe olvidar que el derecho a la vivienda es un derecho constitucional, el gobierno no nos hace el paro con la reconstrucción, es su obligación. Y mientras se exige que esto se cumpla, nos organizamos mediante el Comité Melendre de modo que hiciéramos posible la reconstrucción”, afirmó Luis Amador.

En el Istmo de Tehuantepec más del 80% de los habitantes sufrieron algún tipo de afectación, según estadísticas del gobierno estatal, explicó Patricia Rea, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM (IIS-UNAM), y reiteró que, las afectaciones y cambios más importantes fueron en términos de los “patrones socioculturales que brindaban identidad y certeza económica y social mediante sus rituales y fiestas”.

Lo anterior se dialogó en el Auditorio del Instituto del IIS-UNAM, en el conversatorio “Los sismos en Oaxaca y Morelos. Voces de los pueblos”, coordinado por Georgina Flores y Elena Nava, investigadoras del IIS-UNAM.


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Becaria del Departamento de Difusión del IIS-UNAM (2017-2018).

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