La pandemia que tendría que despertarnos

“Larga vida a nuestra madre de 4 billones de años”. Imagen: Jess X Snow / Just Seeds

La pandemia de Covid-19, enfermedad generada por el virus Sars-Cov-2, ha llegado a nuestras vidas cambiando nuestra cotidianidad. La mayoría de los seres humanos no esperábamos vivir esta experiencia, sin embargo, los expertos en enfermedades zoonóticas, es decir, aquellas enfermedades que pasan de animales no humanos a los humanos, ya la estaban esperando. Como escribe Quammen en su libro publicado en 2012 “las enfermedades del futuro preocupan mucho, por supuesto, a los científicos y expertos de salud pública. No hay razón de pensar que el SIDA será el único desastre global de nuestra época generado por un raro microbio salido de un animal. Alguna Casandra bien informada habla incluso del próximo Big One, el próximo gran evento, como de un hecho ineludible”1. Hacia el final del libro el mismo autor apunta a los coronavirus como posibles causantes del esperado gran evento, anunciando además que, si al contrario del virus Sars-Cov que causó la epidemia en 2003, un nuevo coronavirus lograra ser más contagioso, las consecuencias serían catastróficas.

No sabemos si esta pandemia sea el Big One, o llegarán otras peores. Además, a pesar de que algunas personas les gusta mostrar que la cantidad de muertes causadas por Covid-19 es inferior a otras tragedias, solo en un periodo más largo podremos saber cuántas vidas se habrá llevado esta enfermedad. En el caso de SIDA, por ejemplo, son más de treinta millones de muertos, desde los años noventa.

Pero aquí estamos, en los primeros meses de esta pandemia, con nuestras vidas afectadas, nuestra cotidianeidad revuelta, nuestra vulnerabilidad expuesta, y nuestras relaciones sociales limitadas, en un contexto social en el cual se están exacerbando desigualdades e injusticias, generando dolor, y mostrando, a quienes no se niegan a verla, la esencia de las sociedades en las que vivimos.

En este artículo quiero destacar cómo esta pandemia nos está poniendo frente a varios aspectos de nuestra sociedad que hasta ahora la mayoría ha negado para poder seguir sin modificar a su rutina y sus hábitos, es decir, con el business as usual.

La pandemia y la crisis socioambiental

Volviendo a citar el libro de Quammen, los expertos que estudian enfermedades zoonóticas apuntan a dos elementos que influyen en la difusión de estos virus: la destrucción de los ecosistemas y el consumo de carne.

La destrucción de los ecosistemas hace que animales selváticos pierdan sus hábitats y aumente la posibilidad de que algunos de los virus que viven en estos animales puedan llegar al ser humano. El libro muestra con riqueza de detalles y con un estilo fascinante cómo los virus buscan a cuerpos para poder reproducirse y así no extinguirse. Como escribe Enrique Leff (2020) los virus son parte de la vida, pueden quedarse latentes sin hacer daño, o desarrollar enfermedades. La muerte de su huésped no es su objetivo, no son asesinos, y desarrollan estrategias diversas para poder pasar de un huésped a otro. Es la destrucción de los ecosistemas que aumenta las posibilidades de la transmisión de estos virus entre animales de diferentes especies, incluido a los seres humanos.

Entonces, las primeras lecciones que nos da la pandemia es que somos un animal más de este planeta, aunque nos consideremos superiores, y que gracias al desarrollo urbano e industrial estamos creando las condiciones para que el surgimiento de enfermedades zoonóticas sea cada vez más frecuente.

Vulnerabilidad y patrones de consumo

La segunda causa de la difusión de estos virus es el consumo de carne. El libro de Quammen (2012) describe, siempre con riqueza de detalles, lo que se puede conseguir en los mercados que venden carne de animales selváticos y exóticos en todo el mundo. Famosos son los de Asia, pero el libro reporta también ejemplos de África. Lo más interesante, desde una perspectiva sociológica, es que en ambos casos el consumo de esta carne no es por subsistencia, sino por estatus social. Es decir, son las clases sociales más altas las que, para distinguirse de los demás, buscan productos que sean raros, caros y extravagantes. Si a esto añadimos las posibles creencias locales que pueden atribuir efectos diversos a estas carnes, se puede entender que no falten consumidores.

Además de este consumo más exclusivo, el consumo de carne producida en granjas industriales también influye en la propagación de enfermedades que los animales adquieren por las condiciones insalubres y crueles a las que están obligados. Vinculado con eso, también no son nuevos los estudios que muestran los impactos del consumo de comida y bebidas producidas industrialmente que contienen productos nocivos que pueden dañar el sistema inmunológico de los seres humanos, como el glifosato.

Otra lección de la pandemia es entonces vinculada con la vulnerabilidad que nuestro consumo y estilo de vida está generando.

El sistema que nos está matando

En un sistema (neoliberal) donde la salud es un negocio, unos cuerpos débiles representan la oportunidad para mayor ganancia, porque no solo nos debilitamos cuando consumimos los productos que venden las empresas, sino que luego pagamos por los medicamentos que las mismas corporaciones nos venden.

La pandemia nos muestra entonces que el sistema económico capitalista no solo apunta al crecimiento ilimitado llevando a la muerte del paciente, como un cáncer, sino también se está aprovechando de eso, generando mayores beneficios para unos pocos.

Pero esto no es algo nuevo, ya que por ejemplo, aun conociendo los efectos de los gases de efecto invernadero en la atmósfera desde hace décadas, no se ha querido responder de manera efectiva, llegando a agosto 2020 con 414 ppm de dióxido de carbono en la atmósfera, y con los efectos del cambio climático que se están recrudeciendo en todo el planeta.

Otra lección de esta pandemia es que vivimos en un sistema que prioriza los beneficios de unos pocos sobre la vida de todas las especies (y de la mayoría de los seres humanos), en cambio de una falsa idea de seguridad, felicidad y confort.

La emergencia climática: una crisis mucho peor que esta pandemia.

Lo que nos dedicamos a comprender cómo enfrentar la emergencia climática estamos viendo mucho paralelismo con la pandemia en curso.

Al igual que para la emergencia climática, en esta pandemia también no se prestó atención a los datos científicos, tomando decisiones equivocadas que han causado la perdida de miles de vidas humanas; al igual que para la emergencia climática, los que detentan el poder económico (e influyen en el poder político) tienen más intereses en generar ganancias que defender a la vida; al igual que para la emergencia climática los más pobres y vulnerables serán los que pagarán un precio más caro.

La relación entre pandemia y emergencia climática no se limita a estos aspectos, pero solo con eso nos muestra que un sistema que no prioriza la vida, de todas las especies, solo puede generar muerte y dolor. Por supuesto, el sistema económico no está desligado de la cultura y del estilo de vida de los seres humanos que vivimos en este sistema, y esto nos hace cómplices y víctimas, al igual que con la emergencia climática, y al igual que para enfrentar esa emergencia, la única vía es repensar nuestra manera de vivir, desde las acciones más cotidianas, como alimentarnos, vestirnos, divertirnos, hasta las más complejas, como gobernar una ciudad o una nación o cambiar un sistema productivo.

Si no actuamos de manera urgente y radical, es decir, apuntando a la raíz del problema, esta pandemia no solo no será la única que experimentaremos, sino que las crisis que viviremos en el futuro serán aún peor que esta.

Por qué es necesario despertar

Cuando tenemos una pesadilla despertar es un alivio. Aunque salir de la zona de confort puede generar miedo e inseguridad, vivir para hacer funcionar un sistema que nos mata, junto a millones de otros individuos de diferentes especies, no es algo que tendría que hacernos sentir bien. Podemos seguir negando la realidad y mirar al otro lado, pero antes o después seremos afectados por una (nueva) enfermedad u otras consecuencias del deterioro del medio ambiente. Y a las generaciones futuras les irá peor.

Como dice uno de los cofundadores de la organización transnacional Extinction Rebellion business as usal equal extinction2, es decir, seguir con lo mismo solo nos llevará a la extinción. Sin embargo, no será un fin rápido como se ve en algunas películas, sino un colapso lo bastante lento para generar un sufrimiento inimaginable.

La pandemia por Covid-19 ha mostrado en pocos meses el cinismo de muchos gobernantes y la solidaridad que se construye desde abajo (Gravante y Poma, 2020); los valores egoístas predominantes de sociedades en las que renunciar a ir de vacaciones o llevar el cubre bocas para proteger a los demás se convierten en atentados a la libertad (por supuesto, la idea de una libertad individual y egoísta que no tiene nada que ver con la Libertad); el predominio de la economía sobre la vida y la salud; la valorización de respuestas tecno céntricas que permiten evitar enfocarnos a la raíz del problema; el desprecio hacia los mayores y los más vulnerables, y así podríamos seguir.

La pandemia de SIDA ha generado un movimiento social que ha sido capaz de canalizar el dolor en rabia y conquistar muchos derechos (Gould, 2009), el movimiento climático se está reorganizando para poder continuar la lucha en las nuevas circunstancias, al igual que otros movimientos como Black Live Matters, el movimiento feminista, el estallido chileno, entre otros. Quien tenga el valor de despertar no estará solo, y podrá sumarse a la rebelión por la vida que podemos pensar que caracterizará los próximos años.


1 Quammen (2012) Spillover. Traducción de la autora desde la edición en italiano. En 2020 ha sido publicada una edición en español por la editorial Debate, con el título, Contagio. La evolución de las pandemias.

2 Película The trublemaker (2020).


Referencias

Leff, Enrique (2020). “A Cada quien su virus. La pregunta por la vida y el porvenir de una democracia viral”. Revista de la SOLCHA, Vol 10. Disponible en: https://www.halacsolcha.org/index.php/halac/issue/view/40

Gould, Deborah (2009). Moving Politics. Chicago: University Chicago Press.

Gravante, Tommaso y Poma, Alice (2020). Romper con el narcisismo: Emociones y activismo de base durante la pandemia. En Bringel, Breno y Pleyers Geoffrey (Eds.), Alerta global. Políticas, movimientos sociales y futuros en disputa en tiempos de pandemia (pp. 209–218). Buenos Aires: CLACSO.

Quammen, David (2012). Spillover: Animal Infections and the Next Human Pandemic. Norton & Company Inc.

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Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM

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